Hay una frase que dice: “una madre a los ojos de un hijo es Dios” y mentiría si digo que no hace sentido.
Cada año tenemos la celebración del día de las madres, que al igual que los cumpleaños o días festivos o importantes, para muchas personas es un recuerdo de que tienen una madre y de que el resto del año, no se le da el valor que merece.
Hay madres que son el ejemplo de la familia, son el sustento, apoyo, son la guías, a veces son madre y padre, amiga, confidente.
En ocasiones las relaciones intrafamiliares son complicadas, siempre como madre de familia vas a querer hacer lo mejor por tus hijos, por que son un reflejo de ti, los cuidas los educas, los tratas de hacer a tu manera, te espejeas en ellos, son el reflejo de ti mismo.
Nadie nace sabiendo como ser madre, ni mucho menos como educar a los hijos, solo tratas de dar lo mejor, de repetir patrones, y de hacer lo que conoces.
No quieras ser buena madre, por que de seguro la riegas, solo se madre, solo da tu amor. León Tolstói tenía una frase “El niño reconoce a la madre por su sonrisa” lo único que se ocupa es ser tu y el amor siempre se expandirá sin entrar al juego de poseer y de deber.
El amor no es una transacción de negocios donde un día cobres la educación, cariño y todo lo que hiciste por los hijos, así el día que ya tengan conciencia simplemente te devolverán eso o más del amor que tu les diste por que les nace, en conciencia, libertad, plenitud, sin apegos, sin deber nada a nadie, no te preocupes por que los hijos se equivoquen, la vida se los hará saber, solo píntale el camino y si no es, el amor siempre lo hará volver, por que los brazos de una madre, son el mejor lugar para acogerse.